El pasado 8 de marzo, la revista Forbes se centra en 5 puntos para
fomentar la innovación en México. Y es cierto, en México se tienen mínimos
niveles de inversión en ciencia y tecnología, dejando de lado el aumento de la
competitividad.
Como consultores en Propiedad Intelectual vemos que, el fomento a la
innovación, va más allá de políticas públicas que generen inversión en alianza
con el sector público y privado. Eso, está muy bien, pero, no creemos que sea
suficiente, porque no hay cultura ni entendimiento sobre el alcance de la
Propiedad Intelectual. La educación sobre la importancia en la innovación, debe
ser para que desde niños, se enseñe en este país la relevancia de la
creatividad y la innovación, y la relevancia o el valor que tiene. Como guías a
quienes desean entrar en el campo de protección de las innovaciones, nos damos
cuenta de la cerrazón en todos los ámbitos. En general, se cree muy poco en el
sistema de patentes y mientras no haya una correlación entre la invención, la
patente (u otra forma de protección) y la comercialización del producto, será
muy difícil cruzar a la otra orilla.
En el ámbito privado, el inventor solitario cree haber encontrado el
hilo negro. No quiere que ninguna empresa explote su invento porque está seguro
que “se lo van a tranzar”. En el ámbito empresarial, los directivos están tan
ahogados en temas como el fiscal, que no tiene incentivos para deducir
impuestos con temas de innovación, que como “¿Por qué gastaríamos en proyectos
que no nos redituarán a corto plazo, si hay que pensar en desahogar el día a
día? “. Muchas veces, incluso a favor de inventores solitarios, nos hemos
acercado a empresarios medianos y grandes para que se vean favorecidos de la comercialización
de una patente, y la realidad es tristísima, que va desde él afirmar que no
interesa, a “no sabemos cómo canalizar una invención”.
En el círculo de universidades públicas es un poco mayor la apertura, pero sus instituciones son tan burocráticas, que cuando nos hemos tratado de acercar, nuestro máximo esfuerzo se queda en concientizar a la gente en las aulas o en algún auditorio, pero no fortalecen sus políticas de Propiedad Intelectual para lograr proteger las invenciones a nivel institucional. De hecho, universidades públicas y privadas en México, exigen a sus investigadores y alumnos cierto número de publicaciones anuales relacionadas con innovación. La triste realidad es que se publican ideas valiosísimas cuya patentabilidad no se inicia en el transcurso de un año perdiendo novedad y cayendo al dominio público. Siendo carne fresca para los países desarrollados que se dedican a cazar proyectos innovadores o no registrados para explotarlos o hacerlos propios con algunas mejoras, porque ellos si entienden el valor de aquello que nosotros como mexicanos estamos tirando al suelo. De manera que una política pública de innovación, tendría que cambiar incluso la forma de pensar que tenemos con relación a la Propiedad Intelectual en todos los niveles que requieren echar mano de ella.